Desafíos nocturnos

Camino... solo...

Pavimento, paredes blancas y dudas existenciales. Es ahí cuando me pregunto si en verdad todas las cosas que me enseñaron desde chiquito: el cielo, el infierno, en fin...

Es en ese entonces que decido preguntar esas poderosas fuerzas sobre su existencia: ¡BIEN!, ¡MAL!, ¡MANIFIÉSTENSE!. En ese momento el cielo oscureció (aún más), las paredes blancas comienzan a mostrar estrellas de cinco puntas y pentagramas al revés, todos esos símbolos pintados de rojo, muchas blasfemias.

Quiero salir corriendo de ese lugar, lógicamente me asusta, y mientras empiezo a correr, empiezo a ver a gente circulando por esa calle; gente a la que se le puede notar claramente rostro de odio, todos me miran con repulsión, yo le intento contestar esa mirada, yo también les odio, les odio a todos, ¡quiero correr! y en toda mi carrera tropiezo... se cayeron mis lentes y se hicieron pedazos ¡maldita sea!, ¡quiero que el mundo se acabe de una buena vez!

En ese instante una niña pequeña viene corriendo hacia mí, me da un abrazo, me besa la frente y todo volvió a ser claro, la gente y los símbolos desaparecieron, me tranquilizo, despierto...