Duele crecer

Crecer es una linda palabra, pero a veces es un eufemismo de "volverse viejo". El tiempo pasa y la nostalgia puede llegar a ser un agente corrosivo. Nostalgia por el tiempo pasado, si fue feliz es nostalgia por lo que se hizo; si fue horrible fue por lo que no se pudo hacer. La nostalgia es un punto clave dentro de "crecer".

¿Cómo darse cuenta de que se está "creciendo", ¡fácil!: si a usted los acontecimientos de la vida (noticias, eventos, sucesos que pasan en la calle, chismes, etc) le parecen menos sorprendentes, usted está creciendo; si la música que está de moda en este momento YA NO le parece chévere, usted está creciendo; si la gente a su alrededor tiene que esforzarse cada vez más por hacerlo reír, usted está creciendo; si empieza a inusitadamente preocuparse por su salud, usted está creciendo.

Esto parece sin duda un panorama desolador, pero tiene sus virtudes: mejor manejo de circunstancias apremiantes (no hacer tantas tormentas en vasos de agua); mayor criterio para labores creativas y sobretodo, el hecho que es cada ves más difícil que te vean la cara de pendejo.

Llegar a ser adulto es casi tan inminente como la muerte; pero puede ser divertido si se puede balancear esa condición con la de niño relajoso. Obviamente aquel balance generará rechazo entre aquellos que al crecer intentaron desaparecer del mapa al pequeño, será un precio razonable a pagar si se quiere pasar una madurez descente. Me retiro entonces intentando sortear sin muchas dificultades lo que Onetti describiría en uno de sus maravillosos cuentos (Bienvenido Bob) como "el tenebroso y maloliente mundo de los adultos". Al principio parece que lo es.

Pato trabaja en una carnicería...