lunes, agosto 29, 2011

Veamos qué pasa... Parte II


Continuando con este cuento ...

Antes de cruzar el puente del río Tumbes, está la Plaza de Armas de la ciudad en la cual se sitúa una enorme bandera peruana que con su pesado ondear te hacía sentir más visitante que nunca, Después se vendrían los desiertos.

Desierto, desierto y desierto

Antes de que pueda concentrarme en el paisaje, hicieron parar el bus en medio de la nada para un revisión "de rutina". Después pasamos por la famosa playa de Máncora, en verdad que es un lugar simpático, pero nada que asombre a un ecuatoriano (o sea igualito a Canoa, Montañita, etc.), comenzaba a anochecer y en aquel "muy normal" bus proyectaban "Unglorious Bastards", que era el primer "Win" del día hasta que lo interrumpieron para la "cena". Estábamos en la ciudad de Sullana.

Supongo es de las pocas ciudades peruanas con un solo terminal y también me había fijado que desde ahí salía un bus hacia Loja, tomé nota mental. No quise comer nada, dudaba de las condiciones higiénicas del lugar y la verdad ahora que lo pienso, es bastante gracioso, pues acá en mi tierra como prácticamente culaquier porquería de la calle, pero uno nunca sabe como reaccionaría el organismo con "bichos extranjeros". En fin, solo me pegué unos chifles muy bien empacados para seguir.

Transcurría la noche y para mi dormir era imposible, pues iba viendo al paso cómo eran las ciudades peruanas: Piura, Chiclayo, Trujillo. Nada muy distinto que las ciudades costeñas de Ecuador, aunque sí son más populosas. Eso sí, me quedaba absorto ante la luz de la luna reflejada en el desierto del perfil costanero peruano. En esos momento sí caía en cuenta que estaba lejitos de mi casa. El otro factor insomne era sin duda el creer que me puedan robar.

A desayunar enmedio de la nada, literal
(pero alajas las carreteras peruanas)

Mientras manecía y yo cabeceaba, llegábamos a Chimbote y después de pasar por aquel puerto pesquero por fin caía profundamente dormido, hasta que horas más tarde parásemos a desayunar, otra vez sólo busqué productos empacados y la falta de sueño hacía estragos en mí.
Puro vértigo, muy chévere este barranco

Antes de llegar a Lima, se pasa por un enorme barranco desértico que directamente da hacia el mar, paisajes así me emocionan sin duda. Una vez bajados de este vertiginoso lugar, empezábamos a entrar a Lima. La entrada norte repleta de pobreza, casas "incompletas" y hacinamiento y más o menos por ahí paró el bus. Yo sólo rezaba que ahí no sea la terminal, pues no se veía muy seguro que digamos. Tras bajarse un par de pasajeros y un pequeño receso, siguió la ruta hacia el centro de Lima, me tranquilicé.

periferia norte de Lima,
una vez más decía, ya me k*
Continuará...


jueves, agosto 18, 2011

Veamos qué pasa... Parte I


Este es una amague de crónica de viaje...

Se supone que mi destino era el salar de Uyuni, un lugar que viendo fotografías de su vastedad simplemente me parece fascinante, pero disponía de las dos primeras semanas del año para vacacionar y a don Evo Morales se le ocurrió justo en esos días, subir la gasofa* , lo que desató la ira popular y pues, me dio miedo encontrarme en las bullas de un país extranjero. Casi con maletas hechas, mejor fijé el rumbo hacia Chile, con suerte alcanzaría a ver el Rally Dakar.

Salí en un clásica noche lluviosa quiteña, inusual tráfico para domingo por la noche y después despoertándome a ratos para ver donde estaba: Quevedo, "Windows City", Babahoyo, Milagro, Naranjal ... Machala. Nada del otro mundo se podría decir, pero mi corazón empezaba a latir fuerte: primera vez que este pechito andaba tan lejos de su casa completamente solo, rumbo a enfrentarme "con lo desconocido", a muchos les parecía descabellada la idea, yo decía "veamos que pasa", la cosa era probar que tan lejos podía llegar por mi cuenta.

Las bananeras en mi Ecuador del alma

Llego a migración en Huaquillas, me empiezan a ofrecer el oro y el moro, yo quería llegar a Lima sin mucho trámite y por ahí ya me lo anunciaron. Después de sellar mi salida, compro el boleto, cerciorando que no sea negocio trucho, en fin, me dispongo a salir de la frontera y ya en el control del lado peruano empiezan los problemas del paisano (o sea yo) que no tenía idea de "como" hacer estos viajes. Tras despistarme un poco, me aborda un oriundo que me ofrece ayudarme y sin más agarró mi pasaporte, junto con su "compinche" buscaron convencerme que había problemas con mis papeles y sospeché. Cuando quise mis documentos de vuelta, me arrinconaron y me pidieron nada gentilmente que les "de para las colas", por ahí se contentaron con un dólar y yo con tres nueces de Adán. En la oficina me sellaron, todo bien y rumbo a Túmbes.

En Túmbes me embarco en tricimoto, le indico al chofer que me lleve al terminal de "Flores", me dijo que son cinco soles, pero que primero me llevaba a comer y como no tenía nada en el estómago desde la merienda en mi casa, acepté. Pedí la "combinación ganadora" de Cebiche (peruano) más Inca Kola que la plena, en Pe sabe a gloria. Después rumbo al terminal y me dijo que son 10 soles porque eran dos viajes!. Como estaba jugando de visitante, mejor ni armé pleito, solo tenía denominaciones altas y me dio vuelto, más tarde vería que cometí otro error fatal en eso.

Siendo las 3:30 de la tarde me disponía a embarcarme en un lujoso bus rumbo a Lima, pero resulta que el boleto estaba "sobrevendido", empezaba a odiar a ese país, me renacía el ridículo odio que te inculcaban en las escuelas en el Siglo XX hacia el vecino del sur... pero la señorita del mostrador amablemente me dijo que tenía dos opciones: o esperar al siguiente bus "VIP" hasta las 6:30 o embarcarme en el económico en media hora, además de devolverme la diferencia. Con el calor infernal que hacía en Túmbes y con todas las vistas las huee... que me habían hecho, solo quería largarme, escogí la opción dos (Polito).

Me embarco ahora sí en un bus normal, el cual ofrecía hacerme pagar las 20 horas de viaje que me esperaban, inspeccioné a mi alrededor, mucha gente que regresaba del feriado (resulta que hubo feriado en Perú), mayoría humilde y uno que otro con potencial traza para robarme, quizás eran más honrados que yo, pero con todo lo que me había pasado hasta el momento, la paranoia me invadía.

Saliendo de Túmbes,
en la próxima parte les pongo fotos mejores

Para despuecito el resto de este cuento, me cansé de escribir ...

* gasofa (ecuat.) : gasolina

lunes, agosto 08, 2011

Entre Arnold y Bob Esponja


En la pasada encuesta hubo un empate por la caricatura de la cadena "Nickelodeon" que más guste.

Hey Arnold!




Una serie que tuvo bastante éxito entre finales de los noventa y principios de los 2000. Una serie perfectamente normal con situaciones propias de un niño urbano cualquiera son retratadas en esta caricatura que lo único que tiene de "surreal" son las formas de los personajes (en especial la famosa "cabeza de balón" de Arnold). Los personajes de la serie, en su gran mayoría son chicos entre los 9 y 12 años que afront

an dificultades propias de dichas edades como: la escuela, el empezar a pensar en el futuro, esquivar a los abusivos y los primeros amores. Tal vez al poder identificarse con cualquier a de esos chicos con facilidad, la serie no solo fue aceptada por pre-adolescentes, sino por gente más grande. Si se hace un recuento de cómo se era en la primaria, bien el espectador puede ver un "Arnold" o una "Helga" por dentro.

Spongebob (Bob Esponja)


Por el contrario, esta serie es desde todo punto de vista disparatada. Con la relativamente original idea de antropomorfizar y urbanizar a criaturas del mar, la serie de Bob Esponja nos traslada a un mundo completamente surreal en la que cualquier objeto relacionado al mar puede tener su equivalente a la vida occidental contemporánea (evidente guiño de "Los Picapiedra") y mientras en "Hey Arnold!" vemos chicos intentando crecer, en "Bob Esponja" se transpira inmadurez con personajes a los que es difícil asignar una edad cronológica ya que si bien viven como adultos, poseen unos rasgos infantiles muy marcados. (sobretodo Bob Esponja y Patricio). Prácticamente ningún personajes de Bob Esponja podría considerase en la concepción occidental de la palabra "un ganador" y por eso pueden llegar a ser tan simpáticos.

Rasgo evidente de estas series también es el concepto de familia disfuncional (como la de Arnold) o simplemente un vago esbozo de familia y marcado individualismo (como Bob Esponja), nociones más correspondientes a la realidad contemporánea y una razón más para la aceptación de estas caricaturas. De hecho, generalmente en una caricatura de Nick, es difícil ver "una familia modelo".